domingo, 26 de septiembre de 2010

La adaptación al medio

Hay lugares del mundo, donde existe la sensación de que todo puede pasar, y éste es uno de ellos.
Me ha costado empezar a escribir, un poco por la pereza y otro por las pocas cosas buenas que me apetecía contar. Pero ahora y tras unos días de la ostia, me dispongo a hacerlo.
La primera sensación o el primer contacto que tuve de este país, era sin duda (tópicos aparte) que aquí son diferentes.
Me subo a mi avión marca Ryanair, Londres - Graz y para mi asombro (y el de nadie más) veo que los asientos business (las puertas de emergencia, en el caso de esta compañía) estan semi vacíos. Este dato no tendría la menor importancia, sino fuera porque me subí el último al avión. En todos los vuelos que he hecho, eso nunca me ha pasado, esas plazas son las que primero se ocupan, al ser más amplias y más confortables). Así que me senté en uno de ellos, y también fué la primera vez que (al igual que al resto de pasajeros que íbamos sentados en esos asientos de emergencia), me dieron indicaciones precisas de como debía actuar en caso de necesitar abrir la puerta.
 Sino fuese por las 8 horas que llevaba deambulando por los aeropuertos europeos, habría llorado de alegría.

La llegada a la ciudad fue deprimente, hacía mucho frío para ser 3 de septiembre. La primera ojeada a lo que sería mi nuevo hogar, estuvo al borde del suicidio y gastaba pasta hasta por mirar directamente a los ojos.
En la residencia, Hafnerriegel, 53, estaba esperándome uno de mis nuevos compañeros Juan Carlos. Al mirarnos y hacerlo también a nuestro alrededor, estábamos diciéndonos lo mismo, "este sitio es una mierda". Pero al abrir la puerta de mi habitación (complicaciones aparte), ví una de las mejores vista que he visto jamás y todo eso desde mi ventana. Tienes la clara sensación de tener un cuadro pintado "vivo". Así que la conclusión fué, mi habitación no es pequeña, mi habitación es todo Graz.

Esa misma tarde la pasamos andando como zombis por todo Ikea, comprando barbaridades que pudieran hacernos sentir un poco más confortables, y lo conseguimos.
Por la noche hice mi primera salida nocturna en la ciudad pero sin nada digno de destacar, más que un local que más adelante ha empezado a ser testigo vivo de como un grupo de colegas se une con el claro y único objetivo de acabar ciegos,al precio que sea, pero eso vendrá más adelante.

Durante mi segundo día en la ciudad, día 4 de septiembre, en una cena homenaje por ser estudiantes internacionales, que nos dimos Juan Carlos y yo en el Mc Donalds, conocimos a Lourdes y Sara.

5 comentarios:

  1. Buen comienzo del blog sí señor. Aunque le falta que alguna palabra vaya entre los ya tan característicos "um...um".

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  2. no se como he dado a parar a este blog, pero ya me has dejado con la intriga y kiero saber mas....jaja muaaaaa

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  3. Que envidia cabrón, mola que tu cuarto sea todo graz, y el objetivo que tiene pisar ese bar. It's gona be legendary.
    Quiero volver a ser erasmus!!!!!!

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